El lactoserum se obtiene como subproducto natural durante la elaboración del queso, y en su estado original es un líquido rico en nutrientes esenciales. A través de un proceso de deshidratación cuidadosamente controlado, que aplica calor y presión, se separa el agua del resto de los componentes, transformándolo en un polvo altamente concentrado. Este método permite conservar el producto por más tiempo sin añadir conservadores, colorantes ni aditivos, manteniendo intactos sus nutrientes.